viernes, 19 de junio de 2009

..en sus inicios

En la década de 1950 una fuerte ola migratoria sucumbió el país, miles de personas dejaron su tierra de origen, generalmente en la sierra del país y se trasladaron a Lima en busca de nuevas oportunidades de trabajo y un estilo de vida diferente. Se instalaron en la periferia de la ciudad y crearon sus propios espacios, crearon una nueva ciudad llena de nuevas costumbres. Olores, colores y sabores diferentes llegaban a apoderarse de la capital. Los limeños natos no accedían a esta nueva cara de “su” ciudad, por alguna razón no querían darse cuenta que su aristócrata Lima estaba creciendo para todos lados y que un gran número de nuevos habitantes se estaba imponiendo creando un nuevo sector en la sociedad.
Los prejuicios de antaño resurgieron y los limeños se empecinaron en no aceptar la integración de un nuevo grupo social, sin embargo, lo que no se dieron cuenta sino hasta hace muy poco es que somos una sociedad de mezclas, un amalgama de razas que está presente en todas los rincones del país y cada vez se da más a conocer. La mayoría de personas se enorgullece de Machu Pichu y de la grandiosidad del imperio incaico pero desestima y menosprecia a los indígenas de hoy en día. Somos uno sola, una única nación. "El que no tiene de inga tiene de mandinga" escribió un sabio Ricardo Palma. La nueva sociedad que se formó tras las migraciones estaba dispuesta a todo para hacer perdurar sus orígenes, por fin las palabras de José María Arguedas en su libro "El zorro; de arriba y el zorro de abajo" empezarían a resonar en las paredes de la capital; una nueva sociedad le esperaba al Perú, una en la que todo se entremezcle y podamos llegar a ser una sola.
Esta nueva sociedad que se estaba abriendo paso en la capital trajo consigo todas sus costumbres. Estaban tan lejos de su lugar de origen que de alguna manera tenían que recordar a los que habían dejado; todos los inmigrantes se reunían en fiestas grandes, donde las polladas y el huayno hacían alusiones a tierras lejanas, a parientes que no estaban y a antiguas costumbres. Se va formando un nuevo grupo social dispuesto a formar parte de esta gran ciudad. Colores, sabores, olores y música llegaron a Lima para instalarse y darse el lugar que merecían dentro de esta gran cultura. De alguna forma toda esta mezcolanza dio origen a una nueva cultura que se desligaba totalmente de lo tradicional, de alguna forma este nuevo sector de la sociedad había iniciado algo casi sin darse cuenta, había iniciado una integración de masas que se haría cada vez más y más fuerte, rompería esquemas y se establecería en lugares antes nunca imaginados.
Esta nueva cultura se iría expandiendo por todas las zonas de la capital e iría formando una nueva identidad nacional de la que nadie escaparía. Provenía de barrios populares pero poco a poco se iría instalando en todos los rincones de Lima, democratizándose y haciéndose cada vez mas parte de una sociedad antes segmentada.

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